En el post anterior os enseñaba un bonito ejemplo de la ilustración como herramienta reivindicativa. Ya sabemos que no es un uso nuevo de este oficio, desde las cuevas de Altamira la ilustración se ha utilizado con un fin: didáctico, publicitario, estético, ideológico...
Historia de dos cuadrados es un ejemplo de ilustración al servicio de una ideología. El Lissitzky, arquitecto y diseñador ruso del siglo XX, publicó este libro en 1922 y sin embargo, podría haber nacido en una de las más modernas agencias de diseño contemporáneas.
Lissitzky formaba parte del movimiento suprematista ruso, creía en los artistas como agentes de cambio tanto en el arte como en la política: «creación dirigida a un objetivo». El objetivo de esta historia dirigida a los niños es mostrarles el triunfo del suprematismo sobre el conservadurismo.
Dos cuadrados se acercan a la tierra. El rojo simboliza la modernidad; el negro, la decadencia conservadora.
En la Tierra todo es caos:
Sobre el caos el rojo se impone:
Historia de dos cuadrados es un ejemplo de ilustración al servicio de una ideología. El Lissitzky, arquitecto y diseñador ruso del siglo XX, publicó este libro en 1922 y sin embargo, podría haber nacido en una de las más modernas agencias de diseño contemporáneas.
Lissitzky formaba parte del movimiento suprematista ruso, creía en los artistas como agentes de cambio tanto en el arte como en la política: «creación dirigida a un objetivo». El objetivo de esta historia dirigida a los niños es mostrarles el triunfo del suprematismo sobre el conservadurismo.
Dos cuadrados se acercan a la tierra. El rojo simboliza la modernidad; el negro, la decadencia conservadora.
En la Tierra todo es caos:
Sobre el caos el rojo se impone:
Finalmente el caos huye:
El suprematismo, que surge paralelo al constructivismo y se basa en formas geométricas puras y colores planos, se convirtió en un referente para el diseño gráfico y la tipografía del siglo XX.
El Lisitski, pseudónimo de Lázar Márkovich Lisitski
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